Los desarrollos tecnológicos de los últimos 10 años permiten hacer un seguimiento en tiempo real de nuestras emociones. Así podemos estudiar cómo nos afectan diferentes estímulos o circunstancias a lo largo del día.
Las aplicaciones son múltiples: estudios de publicidad, tests de usabilidad y experiencia del usuario, o mejora de nuestro bienestar mediante diferentes programas de aprendizaje mediante bio-feedback.