La relación que tenemos con el mundo y los otros empieza por la relación que tenemos en primer lugar con nosotros mismos. Irradiar un sentido de valor y reconocimiento a las personas con las que interactuamos requiere de la habilidad para estar atento y dar valor a los acontecimientos por más pequeños que parezcan a priori.
LA MIRADA APRECIATIVA es saber mirar atentamente hacia nuestro interior y hacia nuestro entorno. En ello, se han producido grandes aportaciones especialmente desde lo que se ha denominado Mindfulness o Atención plena.
LA ESCUCHA APRECIATIVA mediante la que podemos recoger los aspectos más novedosos y mayor potencialidad para la resolución de la situación de conflicto y orientar la conversación hacia modalidades más cooperativas.
EL HABLA APRECIATIVO genera un nuevo diálogo de la persona consigo misma y con las personas en conflicto marcado por las posibilidades, nuevas opciones basado en sus propios deseos, preferencias, necesidades, recursos y capacidades. Preguntas poderosas, reestructuraciones, resúmenes positivadores, permisos para la creatividad son todas ellas acciones mediante las que hacemos realidad esta comunicación apreciativa